miércoles, 5 de junio de 2013

Silent Hill: Revelation 3D (2012) de Michael J. Bassett. Un billete de ida y vuelta al Pasaje del terror digital



Silent Hill: Revelation 3D es una película de la que me habían hablado fatal. Jamás he jugado al juego ni vi siquiera el primer film. Pero salí bastante satisfecho de verla. No digo que sea una gran película, pero me dio exactamente lo que esperaba después de ver esos espectaculares posters. El guión se me antojó confuso. Pesado y plagado de larguísimos diálogos de exposición que en lugar de facilitarme la comprensión de la trama, me la hacían aún más confusa. Pero que queréis que os diga, salen enfermeras tetonas sin cara armadas con cuchillos, monstruos acojonantes hechos de pedazos de maniquies que previamente habían sido personas, las paredes sangran y se transforman en piel sanguinolenta que se despedaza y sale volando, tipos enormes con pirámides metálicas en lugar de cabezas, mujeres con pedazos de metal puntiagudos saliendo de su piel que luchan con cuchillos enormes y rebanan brazos y cabezas... ¿en serio hace falta decir más? ¡Todo el mundo quiere ver eso! Y si, luego la pondremos a parir, diremos que el guión es horrible y que ese mundo está desaprovechado y estaremos en lo cierto, pero, demonios, que divertido es de ver, que espectacular (el  3D es de los mejores que he visto con hachas y pinchos "saliendo" de la pantalla súbitamente, ese remolino sobrenatural que engulle a los habitantes de Silent Hill al comienzo, o la mentada escena de las paredes tornándose piel) y maldita sea, que bien sienta de tanto en tanto (sin abusar eso si) dejar el cerebro a un lado y disfrutar por una vez de la atracción de barraca de feria, del pasaje del terror, del grand guignol que es al fin y al cabo el cine. No se vosotros, pero yo siempre estoy dispuesto a comprar otro billete para el tren de la bruja.


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