viernes, 14 de junio de 2013

Dark Skies (2013) de Scott Stewart


Dark Skies fue la última de las películas que pude ver en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Madrid Nocturna. Una cinta irregular y un tanto fallida, pero que no llega a ser realmente mala.


Dark Skies nos narra una especie de invasión sobrenatural centrada (quizá demasiado) en la típica familia americana de clase media, enclavada como no, en el no menos típico barrio suburbano, un escenario que nos es más que familiar y que a pesar de todo es tratado con habilidad y logran que nos transmita bastante bien una curiosa sensación de extrañeza y ligera amenaza, sobre todo en las secuencias inciales. 

El más pequeño de la familia comenzará a levantarse y desordenar habitaciones, salir de casa de madrugada sin recordarlo después, dibujar extraños dibujos y hablar con seres que supuestamente no están ahí. Extraños ataques de animales (en una breve secuencia muy bien hecha) tendrán lugar y el fenomeno empezará a extenderse al hermano mayor y su padre, que tendrán los mismos "síntomas" e incluso algunos otros como "gritar en silencio" en medio de la noche (en otra breve secuencia no tan afortunadamente resuelta). Pronto la vida de la familia se convertirá en un infierno, descubriendo con incredulidad que se trata de un ataque alienígena (no es un spoiler puesto que nos lo dicen en el minuto uno con un breve texto).



Protagonizada por una bella Keri Russell (Felicity). Una actriz sin duda minusvalorada y con poca suerte al no tener papeles de relevancia, porque aquí realiza un trabajo excepcional como una madre preocupada por sus hijos y que tiene que cargar además, con un marido inmaduro, que no acepta la realidad. 

Y aquí comienzan los problemas de la película, más o menos hacia la mitad, quizá un poco antes, el guión sufre un problema representado por el personaje del padre. No es culpa del actor. El personaje como se oyó decir en el cine palafox durante la proyección a algún espectador, es un, con perdón, gilipollas. Miente a su mujer sobre una nefasta entrevista de trabajo con la que no logra el empleo diciendo que lo ha conseguido, oculta un salpullido tras su oreja que más tarde se revelará como la herida provocada por la introducción de un localizador de los alienígenas, tiene problemas con su hijo, con el que no sabe comunicarse... a ver, no es el mayor capullo del mundo, pero necesitamos que este personaje evolucione. Es lo que esperamos, es la lógica de la narrativa. Y lo triste es que no llega hacerlo. Mientras que otro personaje, el del hijo adolescente, mucho más interesante (con una breve escena de interludio cómico muy divertida) y bien actuado, adolece de más tiempo en pantalla.


Para colmo aunque hay algunas escenas conseguidas de terror también hay otras que aunque loables por su búsqueda de originalidad no funcionan en absoluto, esto unido a su final precipitado, carente de suspense pese a los esfuerzos y totalmente anticlimático, terminan de hundir el conjunto. Y es una pena, porque se atisbaban buenas intenciones, habilidad en varias cosas y un buen casting (gran J.K. Simons en la que es probablemente la mejor escena de la película). 

No perderéis el tiempo si le dedicáis un par de horas, pero si no lo hacéis tampoco os perdéis nada.


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