El Príncipe de Maldonia, Naveen es transformado en una rana por el malvado Mago Vudú , Dr. Facilier. El joven, le pide a una joven llamada Tiana que le bese para romper el hechizo y devolverle a su estado natural. Tras las dudas iniciales, esta accede, pero al besarlo, no solo no se rompe el hechizo, sino que ella misma es transformada también en rana. Juntos vivirán una aventura ambientada en Nueva Orleans, con el objetivo de recuperar su forma humana.
El diseño de Naveen-Rana, lo mejor de la cinta
Siempre que uno ve estas películas forzado bajo amenaza de su energía negativa, es una lotería. Puede uno realizar una hallazgo (101 Dálmatas, Chicas Malas), ver un truño hortera y descojonarse con la pareja (Oz Un Mundo de Fantasîa, Princesa por Sorpresa 1 y 2) o la postura intermedia. Ni lo uno ni lo otro. Y si me apuráis es el peor de los casos. Porque ni se descubre una buena película, ni se obtiene diversión a costa de un aborto cinematográfico.
¿No os recuerda a Freddy Mercury?
Tiana y el Sapo pertenece a este grupo. Guión correcto, personajes correctos, canciones, ambientación...todo aceptable ¿Algo memorable? Nada. Es más viendo la película somos perfectamente conscientes de que vamos a olvidarla en cuanto rueden los títulos de crédito (y más aún con algunos de los temas príncipales de la banda sonora cantados por Alex Ubago en la versión española).
Y lo que es peor sus máximos responsables parecen pensar igual y no hacen nada para remediarlo.
Naveen se presenta a Tiana en forma de Rana y comienza a hablarle, prácticamente el único momento divertido del film.
Disney lanzó este film en 2009, cuando ya habían pasado 5 desde el estreno de Zafarrancho en el Rancho en 2004. Después de anunciar que ya no producirían largometrajes animados de forma tradicional. Un gesto admirable el que rectificaran esa decisión (aunque lamentablemente no parece que vaya a repetirse). Pero la película esta hecha con miedo a arriesgar (más allá de la corrección política de incluir por fin personajes protagonistas de color). Y la excesiva precaución juega en su contra. Tiana y el Sapo nos recuerda más a, por ejemplo Oliver y su Pandilla, que a La Sirenita. Hecho con la moral baja, sin querer quemar todos los cartuchos no sea que la vayamos a liar.
La protagonista y sus motivaciones, aunque sea positivo que sean las de una mujer fuerte e independiente, no nos llegan con la fuerza que debieran. No ayuda tampoco el hecho de que Tiana se pase un 80 % convertida en Rana, ni que los secundarios aunque tengan un diseño divertido, sean tan olvidables como el conjunto del film. La banda sonora, que podría ayudar a elevar el conjunto, es también totalmente intrascendente.
El Villano es carismático y nos despierta del sopor general en su número musical (sobretodo gracias al doblaje de Javier Gurruchaga) pero interviene poco y no con la fuerza que debería.
"Tiana negra vale, pero Naveen lo ponemos ¿mulato, latino, bronceado...? El caso es que no quede claro ¡pero negro negro ni hablar eh!"
Otra cosa que me repatea es que la protagonista sea negra y el protagonista algo indefinido entre... ¿Mulato, latino, bronceado...? No queda claro. El caso es que al final parece un príncipe random de Disney pero pintado de marrón, y eso es lo que más me cabrea de todo. A ver, no me entendáis mal, ni soy racista ni estoy en contra del amor interracial, todo lo contrario, pero... ya que por fin tras décadas de historia tenemos una princesa Disney negra ¿porque no su pareja lo es también? No por nada, sino porque me da la repugnante sensación de un joven negro no encaja al parecer, con el ideal de belleza de la compañía. Que el pelo corto y rizado no es bonito... ¿Porqué ponerlo mulato si no, cuando todas las parejas Disney habían sido siempre de la misma raza? O si me apuras y te pones de buen rollo interracial ¿Porque no blanco? En fin, rayadas mías.
A la hora de repasar clásicos Disney, podéis saltaros este tranquilamente, que lo recomendaría solo para incondicionales de la compañía de Mickey Mouse.
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