lunes, 8 de abril de 2013

American Pie (1999) de Adam Herz





Jim, Oz, Kevin y Finch son cuatro amigos que van juntos al instituto. Todos ellos coinciden en una cosa: Son vírgenes. Y naturalmente quieren perder la virginidad. Viendo la oportunidad de hacerlo durante el baile de graduación, todos hacen un pacto, dejarán de ser vírgenes esa misma noche.



Una práctica que debería recuperarse, fotos promocionales con el reparto casi en pelotas



¡Cuantas ventajas tiene un revisionado a tiempo amigos! Es la conclusión que saco de volver a ver después de muchos años la película orginal de American Pie.

Y es que pese a que con las múltiples secuelas y explotaciones en vídeo (que no he visto pero pienso ver) quizá se ha desvirtuado un poco el valor original de American Pie, o si no su valor, al menos nuestra percepción de ella.

Que si, que naturalmente que es una comedia de instituto y chavales con picores genitales y desnudos gratuitos ¡Como si esto fuera algo malo, que no lo es demonios! Pero es que si vemos el original y lo aislamos de sus continuaciones (no malas, divertidas, aunque sin el  valor del original) veremos en la película cosas que van más allá del mítico gag de la Tarta, el desnudo (antológico) de Shannon Elizabeth o los primeros pasos del fugaz pero brillante estrellato de Mena Suvari.




Que sanotes, justo antes de conocer el Speedball



Y es que aunque popular, American Pie quizá no es todo lo bien tratada que debería. Al final lo que ha trascendido es, básicamente que es una comedia guarrona de adolescentes salidos. 

Y si la vemos olvidános de todo, como os señalado antes, olvidando secuelas y prejucios establecidos a posteriori, comprobaremos que es una comedia prácticamente perfecta dentro de su género. Tiene de todo: Tetas (elemento indispensable y primario, no nos vamos a engañar) gags para la posteridad (no solo la tarta, el gag del semén en la cerveza que se bebe Stifler o el que abre la cinta son también de antología) un reparto muy acertado e inspirado (otra cosa es que las carreras de esos actores después no hayan sido muy exitosas pero aquí están genial) personajes antológicos que quedan para el recuerdo (¿O acaso no recordáis al Sherminator o al Stifmaister?)

Todo ello en un argumento que alude en una parte importante a John Hughes ¿o acaso este grupo de chavales no son una suerte de marginados angustiados dentro de sus roles adolescentes que se ven obligados a unirse para afrontar las metas que les impone la sociedad como pasaba con los protagonistas de El Club de los Cinco? Cierto que el tono es más bufo e intrascendente, pero ese tema y esa problemática está allí. 

Como prueba tenemos ese momento en que en el baile la orquesta toca "Don´t forget about me" del grupo Simple Minds, tema principal, como sabréis de  El Club de los Cinco. Y esto no ocurre en un momento al azar, sino justo antes de una escena que perfectamente podría haber aparecido en ese film. Justo cuando Jim, harto de su rol de adolescente salido, y de que su único propósito en la vida, se supone que deba ser perder esa virginidad, estalla y le grita a su amigo Kevin "¿Que que se supone que debemos hacer? ¿Sexo? Estoy harto de hablar de sexo ¡y ni siquiera lo práctico! ¡Yo odio el sexo! Ya ves aún no lo he hecho y ya lo odio!". Ese es uno de esos momentos en que sale a la superficie uno de los temas clave tratados en la mítica filmografía de Hughes y que esgrimo a la hora de deciros que en American Pie no solo encontramos gags guarros y tetas, aunque los gags guarros y las tetas me parecen genial, y están muy bien hechos, pero es agradable verla después de tantos años y econtrar algo más.





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No se en que medida influirá en todo lo que he dicho el factor nostalgia, pues yo estaba en la edad y momentos perfectos para verla en el momento de su estreno. Pero ahora tengo 32 años y me ha gustado más que hace 14, cuando se estrenó.

Además a pesar del tiempo transcurrido desde su estreno sigue siendo una cinta divertida y muy entretenida que se ve tan a gusto, y que se pasa volando. Si tuviera que señalar algún defecto, aunque en realidad no lo es, es esa estética pulcra y perfecta que tiene, tan de los 90, aunque siendo yo el mismo que se queja de la fotografía sucia y granulada, oscura y pálida, con cámara con parkinson que domina las películas hoy en día no puedo señalarlo como defecto, sino como característica de su tiempo.

Y eso es todo. Recomendaros que la veáis si os apetece pasar un buen rato, os alegrará cualquier tarde.




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